Todo el que sabe un poco de ordenadores ha oído hablar de principalmente dos: Windows y Macintosh (Apple). Sin embargo, hace algunos años que ha entrado con fuerza un tercer competidor que ofrece las mismas características de seguridad y usabilidad que los dos anteriores con una ventaja: la mayoría son gratuitos.
Todos conocen estos sistemas operativos por el nombre de su núcleo: Linux.
Linux es un núcleo para sistema operativo basado en Unix, el núcleo de los Mac, que se desarrolla con una licencia de software libre que lo convierte en una plataforma multiusos sobre la que una cada vez más grande comunidad de desarrolladores pueden trabajar con total libertad y que ha dado pie al increíble aumento de sistemas operativos y aplicaciones gratuitas y libres que se encuentran hoy día en un importante número de ordenadores.
El núcleo Linux fue desarrollado por un estudiante finlandés de ciencias informáticas y rápidamente adoptado por una gran cantidad de programadores que aprovecharon esta base para diseñar sus propios paquetes de software y ofrecer sistemas operativos propios, independientes y orientados a muy diferentes tipos de usuarios.
Bajo licencia libre, encontramos sistemas Linux pensados para usuarios avanzados como programadores, profesionales de medios audiovisuales y oficinas de grandes empresas. También hay distribuciones para usuarios domésticos que tienen muy pocos o ningún conocimiento de informática avanzada. Por eso son cada vez más los ordenadores que tienen instalado al menos como sistema secundario alguna de dichas distribuciones, algo que Linux permite hacer, pues sus sistema interno permite incluir diferentes sistemas operativos en la misma máquina y elegir entre ellas cuál queremos que arranque.
Hoy en día, Linux es una marca registrada que tuvo que reclamarse en un pleito por sus diseñadores originales, ya que William R. Della Croce la registró y reclamó que las organizaciones que utilizaban el nombre le tuvieran que pagar por usarlo.
Dentro de Linux podemos encontrar un proyecto del sistema operativo conocido como Linux Mint comenzó basándose en Ubuntu, que a su vez está basado en Debian, si bien existen en la actualidad ediciones que están basadas directamente en Debian.
Linux Mint está pensado principalmente en un usuario familiarizado con Linux, por lo que no suele estar muy aconsejado si no hemos manejado nunca este sistema operativo. Resulta muy fácil de instalar y de manejar, y gracias al respaldo de usuarios y desarrolladores cada vez es más sencillo de utilizar incluso por usuarios con poca experiencia.
El sistema nos ofrece un amplísimo catálogo de aplicaciones de todo tipo, por lo que sea cual sea la necesidad que tengamos encontraremos una solución, casi siempre gratuita, a nuestra disposición. Estas aplicaciones van desde pequeños y simples juegos para pasar el rato hasta aplicaciones para diseñadores y grandes empresas que necesitan programas complejos diseñados específicamente para ellos.
Desde hace unos años, Linux Mint tiene dos líneas de desarrollo, una basada en Ubuntu y otra en Debian, que siguen caminos paralelos pero independientes entre sí, ya que las dos no son compatibles. Todas las ediciones se pueden instalar en arquitecturas informáticas de 32 y de 64 bits, por lo que se puede tener en cualquier tipo de ordenador, tanto los más modernos como los más anticuados.